A partir del siglo XVI, miles de mujeres fueron ejecutadas en Europa bajo acusaciones de brujería (hechicería).
Con la llegada de Halloween, muchas personas optan por disfrazarse de brujas, un personaje que tiene sus raíces en la Edad Media, cuando eran conocidas como «mujeres sabias». En aquel entonces, estas mujeres eran respetadas por su conocimiento en herbolaria y su habilidad para sanar. Sin embargo, con el paso del tiempo, la percepción de las brujas cambió drásticamente, y comenzaron a ser vistas como figuras malvadas. Se propagaron historias sobre brujas que entraban por las chimeneas y causaban enfermedades o incluso la muerte de los niños que vivían en esas casas. Este clima de paranoia llevó a la persecución de muchas de ellas, resultando en crueles ejecuciones.
La Inquisición y el Malleus Maleficarum
En el siglo XVI, con la Reforma Protestante y la publicación del Malleus Maleficarum, un tratado que detallaba cómo identificar y perseguir a las brujas, se estima que más de 50,000 personas fueron ajusticiadas por brujería en Europa, de las cuales alrededor de 300 fueron ejecutadas en España, según National Geographic. Esta transformación de las mujeres consideradas brujas en figuras malignas refleja el impacto del miedo y la intolerancia en la sociedad de la época.
El Surgimiento del Diablo
Originalmente, las mujeres catalogadas como brujas eran vistas como curanderas y alquimistas, expertas en el uso de plantas y remedios naturales. Pero, con la llegada del cristianismo, muchas deidades paganas fueron reinterpretadas como figuras tenebrosas. La Madre Tierra, que simbolizaba vida y abundancia, y el Macho Cabrío, que representaba tanto la vida como la muerte, fueron transformados. La iglesia catalogó a la Madre Tierra como «bruja» y al Macho Cabrío como la personificación del «diablo».
Persecución y Estigmatización
Las mujeres etiquetadas como «brujas» solían ser solteras o viudas, a menudo sin familiares que las defendieran. Las que eran atractivas o mostraban interés en su sexualidad eran vistas como servidoras del Diablo. Esta estigmatización llevó a miles de mujeres a ser condenadas a la horca o a ser quemadas en la hoguera, en un reflejo de la intolerancia y el temor hacia la independencia femenina.
Las Brujas en la cultura popular
Hoy en día, la figura de la bruja se ha transformado en un ícono de la cultura popular, representada comúnmente como una mujer que vuela en una escoba, inspirando disfraces y relatos en cuentos, novelas y películas. Por otro lado, los brujos son asociados con roles como videntes, clarividentes o chamanes, expertos en comunicarse con las fuerzas de la naturaleza y los espíritus de los difuntos. El brujo tribal, en particular, juega un papel crucial en la curación de enfermedades del cuerpo y del alma, siendo una figura fundamental en el bienestar de su comunidad.
Esta evolución de la figura de la bruja desde su origen como “mujer sabia” hasta su representación actual resalta los cambios en la percepción cultural y social a lo largo de la historia, reflejando tanto la fascinación como el miedo que estas figuras han inspirado.