El jueves pasado se estrenó en las salas de Citicinemas la película Roma y tuve oportunidad de verla.
En el titulo de la nota me refiero a la sencillez de Roma, no por la película, ya que Cuarón siempre se ha caracterizado por ser un director bastante detallista en todas sus producciones y esta no es la excepción, a lo que me refiero es a la sencillez de la historia, que no por ello deja de ser impactante, en donde podemos contemplar el día a día de dos mundos diferentes aunque paralelos, la vida de una familia de clase alta de los años 70’s y la vida de la servidumbre de esa familia.
La película se centra principalmente en dos personajes, a quienes Cuarón se ha referido como ‘las mujeres de su vida’.
La revelación, sin duda, es Yalitza Aparicio, quien logró adueñarse por completo de su personaje Cleo y llega a transmitir una gran inocencia a pesar de la crueldad en las experiencias que vive.
La actriz Marina de Tavira, hizo también un gran trabajo, su personaje como madre y cabeza de familia, refleja lo que muchas mujeres de esa época debían ‘aguantar’ para aparentar ante una sociedad llena de prejuicios y estereotipos.
La fotografía en blanco y negro le da un poco más de dramatismo a la historia y las tomas fijas de lo cotidiano, nos llevan a ver poesía en lo ordinario.
Con la sala completamente llena, todos los presentes apenas lográbamos parpadear, ya que la historia te envuelve de tal manera que te sientes parte de ella, tocando fibras bastante sensibles, situándonos en un estado completo de melancolía.
Personalmente corrobore por qué el trabajo de Cuarón ha logrado trascender, porque sencillamente es impecable.
El día viernes 14, Roma por fin se estrenará en Netflix, mi recomendación es que no dejen pasar la oportunidad de disfrutarla en el cine.
