El pasado fin aproveche para darme una vuelta al cine y poder disfrutar el remake mexicano de todo un clásico de la comedia romántica, La Boda de Mi Mejor Amigo, la cual se estrenó el 14 de este mes.
He de decirles que dicha peli es una de mis Top 10 dentro del género y creo que mi error fue ir con una amplia expectativa.
Para quien no ha visto ninguna de las pelis y no sabe de qué hablo, que estoy segura no es el caso, la original fue grabada hace más de 20 años y cuenta con las actuaciones de Julia Roberts, Cameron Díaz, Dermont Mulroney y Rupert Everett.
La historia trata de dos mejores amigos, Julianne y Michael, quienes en su época universitaria, en donde tuvieron sus queveres, prometieron que si a la edad de 35 años no estaban casados iban a casarse entre sí. Y justo unos días antes de que Julianne cumpla esa edad, recibe una llamada por parte de Michael, en donde le da la noticia de que en pocos días se casará. La afortunada es Kimberly, una chica tierna a quien acaba de conocer, y Julianne tratará por todos los medios de sacarla de su camino para reconquistar el corazón de Michael.
Ahora sí, les platico de la versión mexicana.
Ana Serradilla interpreta el papel de Julia; Carlos Ferro en el rol de su mejor amigo Manu; Natasha Dupeyrón hace de la novia tierna y Miguel Ángel Silvestre es el amigo gay de la protagonista.
En ningún momento sentí que los actores se entregarán al personaje, al contrario, se sienten sobre actuados y más que fluir con la historia parece que quieren hacer una copia exacta de la versión original, con la excepción de Miguel Ángel Silvestre, quien adaptó el personaje a él y le dio su propio toque. De ahí en fuera, el resto de las actuaciones deja mucho que desear, se nota que solo leyeron el guión, se aprendieron sus diálogos y se pusieron a recitarlos, sin imprimirle emoción ni sentimiento, incluso no se siente que haya química entre los protagonistas, ya que no trasmiten ese sentimiento de amor que deben tener el uno por el otro.
A pesar de ser una historia atemporal, no se tomaron la molestia de tropicalizarla a México y mucho menos darle un refresh para hacerla más actual.
Una escena icónica del cine, y que pertenece a la versión original de esta peli, es en donde la familia de la novia esta reunida en un restaurante y comienzan a cantar la canción de Aretha Franklin, ‘I say a little pray for you’. Pues quiero decirles que en la versión mexicana esa escena quedó devastada, desde mi punto de vista creo que la elección de la canción no fue la más adecuada. Sí, ya sé que era difícil superar a su antecesora pero en serio que no se siente que hayan hecho siquiera el intento.
En resumen, la falta de carisma y química entre los protagonistas, las actuaciones acartonadas, la historia sin adaptaciones ni esa creatividad propia de cada actor, lograron que este remake no cumpliera con su propósito, ser recordada como una de las mejores comedias románticas mexicanas.