Carlos Santamaría…un niño con ganas de «aprender y crear»

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Carlos Antonio Santamaría Díaz, es un niño con hambre de aprender…

A los 3 años y medio aprendió a leer con ayuda de un juguete didáctico que le regalaron y de ahí comenzó su vida en los libros de su interés. Mencionando también que mucho del conocimiento lo adquirió a través de internet.

A los 9 años curso materias y diplomados en Química Analítica y una de sus maestras comentó que al principio creyó que solo iba el niño por curiosidad, pero al paso del tiempo notó que el proponía estructuras diferentes a las vistas en clase pero muy lógicas.

Sus padres pasaron por complicaciones con el ambiente educativo de distintas escuelas (aproximadamente 18 escuelas diferentes), ya que ninguna le daba la atención que requería, hasta el momento, con sólo dos exámenes terminó la primaria y secundaria en la Escuela Nacional de Educación para Adultos. Sus padres se dieron cuenta que no hay la disposición suficiente para atender a niños con esta capacidad la cual es un tipo de discriminación y debería existir un tipo de educación y exámenes para niños de la edad de Carlos.

El primer apoyo para lo que ha logrado Carlos han sido sus padres, ya que han buscado la manera de conseguir la educación adecuada para su hijo. Aunado a esto el padre de Carlos afirma que para su hijo el estudiar Química es como una fiesta y es de las cosas que más le gusta en la vida…estudiar a los seres vivos.

Carlos es un niño de 12 años común, que le gusta jugar videojuegos, construir LEGO y andar en bicicleta, pero que el hambre por aprender y curar a las personas es su meta.

Carlos ya había presentado en 2 ocasiones los exámenes para la UNAM, sólo que le faltaron muy pocos aciertos para que fuera aceptado.

Dicen que la tercera es la vencida…Carlos presentó de nuevo el examen para ingresar a la Facultad de Física Biomédica del cual solicitaban un mínimo de 103 aciertos de los cuales Carlos obtuvo 105.

Con una sonrisa en el rostro cuenta como fue el día en que se enteró de sus resultados y lo felices que se pusieron él y sus padres. 1 de cada 10 aspirantes fue aceptado.

Algunas de las frases que hemos escuchado en distintas entrevistas de Carlos han sido:

“Si no te dejan entrar por la puerta, hay que buscar entrar por la ventana o por el techo…siempre hay una forma de entrar”

“Lo principal es la disposición de aprender más que la preparación”

Nunca hay que decir que No se puede”

“Preferiría empezar a obtener la más información posible de los veteranos para empezar a construir este rompecabezas tan grande que ninguna computadora ha podido resolver»

Carlos esta semana comenzó sus días de clase en la UNAM («La máxima casa de estudios»). Días antes, mencionó que estaba nervioso como cualquier persona al entrar a la escuela, pero con la disposición de aprender ya que nada es imposible y su principal objetivo es poder crear una célula y a partir de eso se puede crear cualquier cosa, así como encontrar la cura para todo tipo de enfermedades.

Así mismo comenta que el principal reto no son sus compañeros, sino los maestros, ya que ha tenido experiencias donde algunos maestros creen que Carlos los reta, cuando no es así, lo único que busca el niño de tan sólo 12 años es absorber más conocimiento de los veteranos y cuestionar lo mayormente posible para aprender cada día más.

Carlos no puso como opción la Química ya que el sabe que la habilidad manual no es su fuerte, por lo que la Biomédica se ajusta más a sus capacidades.

En la facultad estará como cualquier alumno, no le darán algún trato especial por ser menor de edad…tomará las clases normales, con horarios normales…Eso sí, dijo que siempre llevará su peluche que es la mascota de los Pumas.

Otra meta de Carlos es crear un grupo de niños «como él» dentro de la Facultad, y ayudarles (no como un maestro), como un compañero y tengan la oportunidad de prepararse y aprender.

Con respecto a la situación de México dijo que si se iría pero regresaría para ayudar a sacar a su país del hoyo en el que se encuentra y pidió al presidente electo que no cometa los mismos errores que sus antecesores.

Para Carlos y sus padres no ha sido prioridad y nunca lo será el determinar su coeficiente intelectual.