El Muro

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Por Juan Arturo Muñoz Espinosa

@juanarturom

Recién se acaban de cumplir 30 años de la caída del muro de Berlín, un acontecimiento que sacudió al mundo entero y que tuvo diferentes repercusiones que incluyeron los ámbitos deportivo y musical, de hecho este último tuvo un papel fundamental desde años antes con diferentes artistas de varios rincones del planeta.

Elton John, Sex Pistols, Lou Reed y por supuesto la trilogía de discos grabada por David Bowie en Berlín, de nombres “Low”, “Lodger” y “Heroes”, que fue apuntalada por el show del “Duque blanco” en junio de 1987, realizado muy cerca del muro occidental, acontecimiento que impulsó con más fuerza la mecha de la unidad; de parte del idioma de Cervantes, los españoles de La Unión y Joaquín Sabina también compusieron sendos temas que tomaban como inspiración el país germano y su división.

“Winds of change” de la banda alemana Scorpions fue el himno de la reunificación y aunque fue grabada meses después de la caída del muro, su letra rezaba: “¿pensaste alguna vez que podríamos estar tan juntos, como hermanos? El futuro está en el aire, puedo sentirlo en todas partes, soplando con el viento de cambio”, su inspiración fue la Guerra Fría pero todo surgió cuando la banda dio un recital en Moscú.

Al enterarse que el muro se venía abajo Mstislav Rostrópovich tomó su violonchelo y partió desde su natal Rusia para tocar junto a ese símbolo de división mientras la población con martillos, picos y cinceles en mano seguían haciéndolo caer.

Seguramente el concierto más icónico se llevó a cabo el 21 de julio de 1990, The Wall: Live in Berlin, presenciado por más de 300 mil personas. Roger Waters se encargó de la organización y tuvo como invitados a los Scorpions, Van Morrison, Sinead O’Connor, Bryan Adams, Ute Lemper y más.

La ideología que dividía gran parte del planeta y en específico Alemania, es la misma que levantó el muro y que del lado Oriental veía en el deporte un arma poderosa para resaltar el orgullo y la identidad, por ello sus dirigentes hicieron lo que fuera necesario para ganar, sí, eso incluyó los miles de casos documentados de doping con consecuencias irreparables para los atletas.

Pero una vez más la música y en específico el rock habían sido el vehículo catalizador de un movimiento que derrumbó 155 kilómetros de hormigón con 3,6 metros de altura y 302 torres de vigilancia, que en su momento fue resguardado por 11.500 soldados, una valla metálica, cerca de púas, perros de ataque, 55.000 minas y demás protecciones antitanque.