A finales del año 2019, el mundo fue sorprendido por un virus letal que hizo que cada país tomará medidas exhaustivas para combatir la crisis sanitaria que provoca la pandemia de coronavirus, también conocido como (COVID-19), del cual se lleva más de cinco meses enfrentando a nivel global.
Entre las medidas que decretó la Organización Mundial de la Salud (OMS) fue pedir a los habitantes mantenerse en confinamiento para evitar contagios y propagación del coronavirus, actividad que muchos individuos no han podido llevar a cabo, porque viven al día, en sus trabajos se los impiden o sienten que es coartada su libertad y continúan en las calles sin importar un posible contagio.
Es muy difícil para los integrantes de la población decirles a sus hijos o algún familiar que no se pueden salir a jugar libremente con un hijo, poder abrazarse, convivir un fin de semana entre familia o amigos para pasar un momento agradable, ya que la pandemia quita esa libertad entre los habitantes.
Aunque la libertad también depende de la seguridad de cada persona, es decir, el gobierno está obligado a generar integridad, seguridad, salud y tranquilidad en una sociedad, situación que actualmente no se tiene porque la vida de cada persona se encuentra en riesgo. El mundo está en emergencia humanitaria, donde se piden soluciones, respuestas y certidumbre para el futuro.