Después de su estreno en el Festival de Morelia en 2015, llega a las pantallas mexicanas el documental «Sunka Raku, Alegría Evanescente». . Largometraje que su director Hari Sama describe como una artesanía, de la cual cuido cada detalle, porque refleja la vida de Roberto Behar Calderón, sobrino de Frida Kahlo y que se dedicó a la ceremonia de Té que lo ha ayudado a encontrar su felicidad.
“ Trabaje por mucho tiempo con Roberto y tome clases de la ceremonia de Té, lo que me llevó a descubrir lo importante que es tener una casa así, lo que lo lleva a ser una escultura viva que requiere de un gran esfuerzo la construcción y mantenerla intacta, ya que se cree que los materiales están vivos».
«También, me hizo acercarme a Roberto, una pérdida muy importante que tuve hace 11 años, que fue cuando mi hija tuvo un accidente y eso me llevó a hacer El sueño de Lu y en ese momento yo conocía las casas de Roberto y pero poco de la ceremonia. Pero, mi intuición me dijo que tenía que acercarme a Roberto y descubrir su historia”, dijo Sama
Para Hari, Roberto además de su parentesco con la pintora, es un hombre completo, ya que ha participado en la música antigua, a la cetrería, documentales y comerciles que le permitieron trabajar con grandes personalidades del medio de entretenimiento y política.
Y aunque el camino para la busqueda de uno mismo y la felicidad no es fácil Sama encontró en Roberto a un ser que vive con intensidad y en cada una de las etapas de su vida, como las estaciones del año, llega a la madurez y calidez de su propia armonia, lo cual refleja en.el filme.
Para el director que estrenó este viernes en salas comerciales y Cineteca Nacional, la historia de Roberto Behar, quien ha cambiado de vocación varias veces en la vida: fue clavecinista, publicista y entrenador de halcones. Sus oficios han surgido a partir de impulsos que obedece con obsesión, cariño y terquedad. La infancia tormentosa que padeció podría ser el origen de su búsqueda y la creación de un espacio de remanso con unas casas de té japonesas en un terreno del Ajusco, siguiendo las más minuciosas reglas de construcción. En donde se refleja como se puede transformar el dolor en esencia y las heridas en una poesía Japonesa.
